miércoles, 8 de mayo de 2013

Presión, presión y más presión ...

Que no, que no. No estoy estresado, es que llevamos trabajando toda la mañana sobre los efectos de la presión en nuestras barquillas.
Hoy habíamos decidido dedicar el día a varias cuestiones cruciales. Por un lado la construcción de la barquilla según los diseños que se habían generado el día anterior y por otro, especializar a un equipo de alumnos en el campo de las transmisiones para garantizar que teníamos varios pares de ojos y antenas sobre las señales enviadas por nuestro trackuino.

Mi compañero Ernesto se hizo cargo de nuestros radioaficionados en potencia, mientras que José Domingo coordinaba la construcción de los prototipos de barquillas.

Mientras todo esto ocurría, Fran, Saúl, Rubén y yo nos pusimos un nuevo reto, teníamos que lograr simular las condiciones de presión de la estratosfera. Ciertamente no tenemos una cámara de vacío en el colegio, pero leyendo y releyendo un ebook de esos que sólo se me ocurre leer a mi, concretamente: "Surviving the orbit DIY way", de la editorial O'reilly, encontramos una manera de llevar a cabo el experimento con una olla a presión que Fátima nos cedió gustosamente (¿Será que no le gusta cocinar? jejejejeje) un poco de neopreno y algo de plástico traslúcido.

Todos esos materiales fueron sencillos de encontrar, pero necesitábamos una bomba manual de vacío. El día anterior por la tarde Miguel intentó hacer el experimento en casa y nos cedió su bomba de vacío de cocina, pero necesitábamos algo un poco más bestia.
Nuestro ángel de la guarda no sólo es ángel, es más bien un Miguel Ángel Rodríguez, más conocidos por todos en casa como Manza. A las ocho de la mañana me vio preocupado en el despacho y le conté lo que necesitaba y ahí estaba el tío a los diez minutos trayéndome el cacharro preciso que buscaba, con su manómetro y todo y un racor adecuado para comenzar el experimento.

Supongo que me lo oirán decir mucho, pero nuestro colegio es como el Disneyland del friki, siempre hay de todo cuando lo necesitas, aunque de lo único que tenemos de sobra es de compañeros increíbles, tanto entre los alumnos como dentro del claustro.
Muy bien, una vez con el cacharro, que por cierto, los mecánicos lo llaman Multivac, en la mano, comenzamos la construcción de nuestra cámara de vacío casera.
Una vez más recurrimos a más amigos y amigas de otros proyectos que nos ayudaron sin pensárselo, primero los compañeros del proyecto de carpintería que lideran Pacheco y Dani nos cortaron la plancha de metacrilato a medida y la gente del proyecto de diseño de ropa, encabezados por la incombustible Leticia nos recortaron el neopreno.


Tuvimos que volver al taller de automoción, José Luis, nuestro jefazo del taller nos volvió a atender y no paró hasta que conseguimos enroscar correctamente el racor en el metacrilato.
De vuelta a nuestro taller comenzamos a hacer pruebas, pero no había manera, aquello no hacía vacío, teníamos alguna fuga, el diseño del libro estaba bien, pero íbamos a tener que improvisar.
Javi, Rubén y Saúl lo intentaron por todos los medios, pero no había manera, trajimos agua jabonosa y Fran se volvió loco buscando la fuga y nada ... Abraham que pasaba por allí dio con la clave: "Este neopreno es demasiado poroso". Debía ser eso.
José Domingo que lo escucha nos propone una nueva solución y ¡voilá! un par de minutos de sierra radial y de Sikaflex después teníamos nuestra cámara de vacío. Ya podemos probar nuestra barquilla, de momento hemos logrado llegar hasta -0,65 atm lo que no está mal.

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