martes, 21 de mayo de 2013

De 0 a 28000 metros, una aventura educativa.


Hay días que son especiales desde su comienzo. El día de hoy empezó a las 2:30 de la madrugada, cuando nuestra caja negra, la segunda que fabricábamos en 24 horas, comenzó a funcionar en Los Realejos y la última versión de la barquilla estuvo totalmente terminada en Santa Cruz.

Nuestro siguiente hito tuvo lugar a las ocho de la mañana, ocho menos cinco, para ser precisos. Habíamos quedado allí, veinte minutos antes del comienzo de nuestra jornada lectiva habitual porque hoy no era un día cualquiera. Hoy era el día, nuestro día. Hoy lanzábamos el Boscovery 2.

La responsabilidad, presión, pero también la ilusión trascendió al equipo de profesores desde el comienzo e impregnó al resto, treinta y cuatro alumnos de distin
tas etapas educativas, que durante toda una semana dedicaron sus esfuerzos a entender el funcionamiento de los globos, aprender a programar microcontroladores, enseñar a “sentir” a las máquinas a través de sensores.

Una semana para hacer experimentos sobre el comportamiento de materiales ante cambios de presión barométrica, de temperatura, para comprobar la estanqueidad de cinco prototipos de barquillas y para hacer pruebas con nuestro paracaídas interiorizando los conceptos de energía potencial gravitacional y energía cinética o aceleraciones

Todo esto mientras actualizábamos nuestro blog, publicábamos nuestras experiencias en twitter y hacíamos que más de mil personas nos visitasen a través de la red de redes, porque somos capaces de hacer aflorar el interés y la ilusión a nuestro alrededor.

El Boscovery 2 tiene una herencia envenenada. El año pasado no lo conseguimos, nuestro globo no voló. El día del lanzamiento estalló cuando estábamos a punto de terminar la etapa de inflado . No podíamos fracasar hoy. Y no lo hicimos.
A las nueve menos cuarto, aproximadamente, ya estábamos sobre el terreno. Acondicionamos la zona de hinchado, todos participamos tendiendo plásticos para proteger el globo, cuatro valientes se encargaron de sujetar la manta con la que impediríamos que nuestro globo, con vientos laterales, en algunos casos de más de 10 m/s, saliera despedido hacia la inmensidad azul del atlántico.

Otro equipo preparaba el paracaídas, un grupo se responsabilizó de la barquilla. Unas compañeras del taller de periodismo no paraban de documentar todo.

Comenzó a llover levemente, un viento racheado nos hizo temer por la integridad del globo en más de una ocasión.

Con cierto retraso, en torno a las diez de la mañana, nos decidimos. Abortamos en dos ocasiones la suelta del globo por la virulencia del viento, pero no podíamos esperar. La Armada Española nos esperaba entre Tenerife y Gran Canaria con un digno representante, el Buque de Acción Marítima P-43 Relámpago nos apoyaría a la hora del rescate de la sonda.

Sentíamos fluir el helio donado por Air Liquide a través del regulador, viendo como las agujas de los manómetros se iban desplazando dentro de las esferas.

Comenzó a subir. Primero el globo, luego el paracaídas y tras él la sonda. Con dos cámaras, una de ellas una flamante GoPRO cedida por Saentech, orientadas perpendicularmente entre si. El Boscovery 2 había despegado y se dirigía a toda velocidad hacia el Este. A bordo, un trackuino, un emisor APRS, comenzaba a transmitir la posición del globo, su altura, velocidad y la temperatura interior de la barquilla. También una caja negra que almacena fecha y hora, presión, temperatura y altitud en una tarjeta SD.

El viaje continuó hasta más allá de los 27000 metros de altura donde el globo estalló y comenzamos a caer. Estábamos a pocas millas al oeste de Lanzarote cuando recibimos el último paquete de datos de nuestra sonda. Se encontraba a 367 metros de altura sobre el mar.
La velocidad lateral del globo llegó a ser de más de 185 km/h y esto nos colocó a 60 millas del Relámpago. A más de seis horas de travesía.




Con gran resignación, el Teniente de Navío, D. Felipe Areal, en nombre de la tripulación del Relámpago nos hacía llegar la mala noticia, a esa distancia era imposible realizar el rescate durante el día de hoy. El barco tenía que partir hacia otro destino durante la tarde y debía atracar en Santa Cruz.

Sin embargo, una vez tocado el puerto, desde el Relámpago nos indicaban que si volvíamos a tener algún tipo de dato de telemetría, el jueves el P-43 estaría de nuevo por esas aguas y podríamos tener alguna oportunidad.

La última posición conocida del Boscovery es: 28°47.43' N 14°33.18' W a las 14:07:55 WEST (Hora Canaria) a una altitud de 367 m. Con rumbo 224º y una velocidad de 26 km/h.

Si conoces a algún pescador de la zona, alguien que disponga de embarcación o simplemente que viva en la costa oeste de Lanzarote o Fuerteventura, pídeles que estén atentos a cualquier luz roja parpadeante que puedan ver en el agua.

Agradeceremos profundamente cualquier información.



Detalle de la última posición conocida.







2 comentarios:

  1. Fantástica descripción del magnífico trabajo. Muchas felicidades a todos.
    JMB

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  2. Me ha gustado mucho la experiencia. Sería interesante ver los datos generados por el Boscovery 2

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